Creando religiones: Mitos I

Hola, soy plenamente consciente de la cantidad de tiempo que ha pasado desde mi última entrada y también sé que es un problema recurrente. Se debe, en parte, a que desde que lo creé me he preguntado sin descanso qué podía compartir contigo que pudiera resultarte útil o interesante y la única respuesta que he encontrado todas y cada una de las veces ha sido la misma: nada. Sin embargo, este año he tomado la decisión de mirarme con otros ojos (si todo va bien, espero contarte próximamente en una entrada en qué ha consistido esta revisión y cómo la he llevado a cabo, por si puede servirte para coger alguna idea) y creo que por fin he encontrado algo que puedo compartir.

Analizando las entradas del blog, hay una que supera a todas las demás en número de visitas y que la gente sigue encontrando, aunque ya hace tiempo que la escribí: 6 ideas para crear una religión. Creo que esto se debe a que, al buscar información sobre este tema concreto, no encuentran mucho más donde elegir. Cuando preparé esta entrada, lo hice porque es un tema que siempre me ha gustado trabajar en mis historias. No soy creyente ni mucho menos practicante, pero la influencia de las religiones en la sociedad a lo largo de las distintas épocas me resulta fascinante.

Siempre he tenido la duda de si con esa entrada estoy ayudando a personas que quieren diseñar religiones creíbles en sus novelas o les estoy dando ideas sobre cómo crear una secta. Sea como fuere, es un tema con el que me siento cómoda y del que puedo compartir información que tal vez resulte útil a la hora de imaginar nuevas sociedades para una novela o de comprender por qué cuando leemos una historia unas veces nos parece realista y otras veces no.

Cinco hombres y mujeres palo alrededor de un círculo con un pentagrama en su interior y una cabra en el centro del pentagrama. Todos llevan túnicas y diversos objetos típicamente sectarios.
No me hago responsable de las nuevas sectas que puedan surgir a partir de esto. Lo siento, no quiero acabar en la cárcel

Así que, intercaladas con cosas de las que me apetece hablar o grandes clásicos como las portadas turbias hombre palistas de los libros leídos el año anterior (no te vas a librar), quiero dedicar algunas entradas a profundizar en las religiones inventadas, en el impacto que pueden tener en sus sociedades y analizar con ejemplos sacados de novelas lo que está muy bien hecho y lo que no, explicando los porqués. Esta entrada será la primera de ellas (o eso espero).

Antes de comenzar, me gustaría hacer un último descargo de responsabilidades: Como he comentado más arriba, no soy particularmente creyente y trato las religiones con más curiosidad que fervor. No es mi intención ofender con mis explicaciones ni ridiculizar las creencias de nadie. Por favor, ten en cuenta que todo esto es una simplificación de temas profundamente complejos y muy personales. Quédate con lo que te sirva y olvida lo que no. Además, no soy una experta en la materia, esto es solo un tema que siempre me ha interesado y del que he ido acumulando conocimientos, pero no tengo ninguna formación académica sobre él.

Tras esta larga divagación existencial sobre mis inquietudes, vamos al lío. He decidido comenzar por el principio: el momento en que nace una religión y cuál es su razón de ser. La humanidad lleva apelando a la fe desde el origen de los tiempos por un motivo muy concreto: no nos gustan las preguntas sin respuesta. La necesidad de encontrar una solución a los enigmas de la existencia moldeó en su momento las religiones primitivas y, aún hoy, se pueden apreciar preguntas comunes en los mitos que conforman las religiones actuales.

Se ve a un hombre y una mujer prehistóricos haciéndose preguntas al ver el cadáver ded un hombrepalo prehistórico bajo la luz del sol.
¿Por qué los ojos se le han convertido en Xs?

A medida que la ciencia ha ido avanzando, muchas de esas dudas que asaltaban a nuestros ancestros han recibido respuesta y ya no necesitamos un dios del rayo o del trueno, por ejemplo. Sin embargo, hay temas como qué ocurre después de la muerte que siguen siendo de vital importancia a la hora de abordar la fe. Muchas de las preguntas que obsesionan a la humanidad están relacionadas entre sí e incluso, en algunas culturas, las preguntas que surgen de unos mitos, las recogen otros en un ciclo infinito.

Veamos un pequeño resumen de cuáles son esas preguntas y los mitos creados para darles respuesta que se encuentran presentes en la mayoría de religiones. Se pueden emplear como una lista de cuestiones sobre las que reflexionar a la hora de desarrollar una nueva religión y dotarla de una doctrina. 

Los he condensado en nueve tipos principales: Creación del mundo, el funcionamiento del universo, el mundo natural, las causas de las desgracias, el orden social, los seres sobrenaturales, los agentes del cambio, el más allá y el fin del mundo. Como habrás sospechado por el I que acompaña al título de esta entrada, hoy no voy a explicarlos todos sino únicamente los tres primeros, los otros seis los veremos en el futuro.

1- La creación

Los orígenes del mundo son uno de los principales enigmas a los que las religiones buscan dar respuesta. Así pues, a la hora de construir tu religión, piensa en cuál es la explicación detrás la existencia de tu mundo. ¿Cómo se creó? ¿Lo hizo alguien? ¿Fue un acto consciente o fortuito? No tiene por qué ser lo que ocurrió de verdad, sino lo que esa cultura que estás creando piensa o incluso ambas cosas, el contraste puede resultar muy interesante.

En muchas culturas, la creación del mundo proviene de una acción que desencadena un proceso de transformación (dios creando el universo). En otras proviene de un acto de unión entre dos seres del sexo opuesto. En algunos casos, la creación del mundo es posible gracias a una muerte que funciona como sacrificio. También encontramos el concepto de mundo cíclico en que la lucha entre el caos y el orden supone un bucle perpetuo de creación y destrucción mediante el cual cobran vida los mundos. Las opciones son muchas y puedes adaptarlas de múltiples formas para encontrar una que encaje y resulte original.

Una explosión de la que salen despedidos varios planetas
El big bang o algo parecido

Así como hay gran variedad de historias acerca de la formación del mundo, cuando se trata de la creación de los seres humanos, las distintas culturas han sido menos originales. Hay muchas historias sobre un dios que nos fabrica de un modo u otro (generalmente a partir de tierra o arcilla). Normalmente ocurre como un acto intencionado, pero se pueden explorar otras opciones: la humanidad puede haber brotado de los árboles o incluso de los desperdicios de un ser mitológico. O sencillamente puede existir desde el comienzo igual que los dioses y brotar en el momento de la creación junto al resto de cosas, como setas.

2 - El funcionamiento del universo

A la hora de enfrentarnos al mundo que nos rodea, las culturas suelen distinguir entre el mundo natural que podemos tocar y los elementos que conforman el universo y que suelen relacionarse con un mundo superior, más mágico e incomprensible (en muchas religiones, los dioses viven en el cielo). Encontrar una respuesta para las situaciones cotidianas de la vida resulta relativamente sencillo, sin embargo, al mirar hacia el cielo, el ser humano se siente pequeño. ¿Qué es un rayo? ¿El sol y la luna? ¿Las estrellas? En casi todas las religiones han existido mitos relacionados con este tipo de fenómenos naturales.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que todo esto está muy ligado al grado de conocimiento científico que posee una sociedad. ¿Tiene sentido que un mundo avanzado que conoce el funcionamiento de las tormentas tenga rituales para pedir que llueva? Tal vez sí, la contradicción puede funcionar de maravilla, pero hay que asegurarse siempre de que sea intencionado, de que todos los aspectos de la sociedad que estás creando o descubriendo en tu lectura funcionan al ponerlos unos junto a otros.

¡Que llueva, que llueva, la virgen de la cueva!

Para que veas cómo puede afectar la concepción del universo a una sociedad de forma práctica, te dejo una curiosidad. En algunos lugares hay templos prehistóricos muy similares construidos a poca distancia unos de otros. Se cree que se debía a que los levantaban alineándolos con la posición de las estrellas, algo que varía con el tiempo. Cuando la edificación dejaba de coincidir con el mapa celestial, la construían de nuevo en otro sitio donde volviera a estar alineado. Esto puede emplearse no solo para los templos, una sociedad puede escoger levantar sus casas con la fachada hacia el este porque es por dónde sale el sol o incluso condicionar el diseño de la planta al tratar de imitar, qué sé yo, la forma del globo terráqueo o de cualquier cosa que se te ocurra.

3 - El mundo natural

Además de ese mundo mágico e incomprensible al que se necesitaba buscar una explicación, existe otra parte del mundo natural más cotidiana y accesible que también se refleja en las creencias de las distintas culturas. Tanto los animales como las plantas aparecen en las distintas religiones con significados diversos.

El concepto de árbol de la vida, del mundo, del conocimiento… están muy extendidos en las distintas religiones. El árbol como elemento que hay que venerar y respetar. En muchas culturas se considera que representan una conexión entre el cielo y la tierra y, en algunos casos, se los considera morada de los espíritus. Además, no es infrecuente el empleo de plantas en los ritos religiosos ya sea quemándolas, ingiriéndolas o por su carga simbólica.

Las aves representan en muchas culturas una conexión con el mundo de los dioses o los espíritus ya que se mueven por el cielo. También existen animales relacionados con el pecado, el mal o la destrucción, como la serpiente, y otros que ejercen como mensajeros de los dioses.

una foca con cuernos y armada con un cuchillo sale del hielo para atacar a un hombre y una mujer palo que están aterrorizados
La foca chunga, la enviada del mal absoluto

Además, la relación entre humanos y animales puebla las mitologías del mundo ya sea al suponer un parentesco entre ambos (ya que todos descendemos de los dioses e incluso algunos son representados con forma animal) o como transformación. Numerosos mitos nos hablan de la capacidad de algunos humanos para metamorfosearse en animales (que incluso pueden llegar a convertirse en consortes de un humano).

Si estás definiendo una nueva religión y las ideas de esta entrada te han servido como fuente de inspiración, por favor, ten en cuenta que el diseño detallado de un mundo fantástico dota de profundidad y realismo a la historia, pero nadie quiere leer en una novela todos los mitos y creencias de una religión explicados en profundidad y es siempre mejor dejar caer detalles aquí y allá que permitan a quien lo lee comprender la complejidad de tu mundo.

Para todos aquellos que no habían disfrutado antes del dudoso honor de enfrentarse a mi ARTE hombrepalista, aclaro que todas las imágenes son originales y han surgido a partes iguales de una mente enferma y una mano inútil: la mía. Y sí, la cutre-calidad de las fotos también es marca de la casa.

Un comentario en “Creando religiones: Mitos I

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