Creo que la inmensa mayoría estamos de acuerdo en que este año se está haciendo demasiado largo y no vemos la hora de que termine. Pues bien, parece que por fin, ha llegado su momento de marcharse y dejar paso a un 2021 que todos deseamos sea mucho mejor que su predecesor.
Aunque, si bien es cierto que el 2020 ha traído muchas cosas malas, en mi caso, también ha venido cargado de alegrías y creo que merece la pena hacer recuento para abandonarlo con un buen sabor de boca.

El año pasado, publiqué una entrada llamada Noviembre mágico en la que reflexionaba acerca de los avances que había logrado en materia de escritura durante el año y hoy tengo intención de repetirla con este 2020 tan extraño que hemos vivido (por si te los estabas preguntando, sí, la próxima entrada toca el repaso a mis lecturas del 2020 con portadas hombre-palistas de lo más absurdo, porque la estupidez hay que llevarla hasta las últimas consecuencias).
Voy a reutilizar la misma estructura que la vez anterior para que me resulte más sencillo juzgar el progreso por comparación. Así que, ¡allá vamos!
1 - Publicar una novela
Empezamos con el que ha sido, sin lugar a duda, mi mayor logro de este año. Propósito, Logro, Duelo ya está a la venta en librerías y no puedo estar más orgullosa. Están comenzando a llegar las primeras opiniones de lectores y, por ahora, la acogida está siendo muy buena. Hay incluso quien me ha dicho que me odia por… cosas que pasan. ¡Ya puedo decir que soy Escritora!

Sin embargo, ha sido una experiencia extraña. Cuando comencé con la fascinante aventura de la publicación, una de las cosas que más me preocupaba era la presentación. Cómo organizarla, cuál sería el mejor sitio, cuánta gente vendría… La presentación es una parte importante de las ventas iniciales de un libro, especialmente, cuando no te conoce nadie. Lo único que tenía clarísimo era que iba a llevar unas trufas de Vitoria (que son lo mejor que hay en el mundo y lucharé a muerte contra quien me lleve la contraria) para regalarlas en la presentación.
Después, pasó lo que pasó y todos los planes cambiaron. En lugar de vernos las caras en vivo y en directo, la presentación tuvo que ser a través de mi cuenta de Instagram (puedes ver los vídeos aquí).
Esto tuvo sus cosas malas como mi inutilidad absoluta para la tecnología y lo impersonal que resulta hablar sin verles las caras a quienes te escuchan, pero también tuvo sus cosas buenas como la posibilidad de llegar a más gente que, al no vivir en Madrid, no hubieran podido acompañarme y, sobre todo, el que mi hermana pudiera ejercer de maestra de ceremonias desde Puerto Rico.
Además, la editorial ha comenzado este año organizar preventas de los libros, que es algo que no entraba en mis planes y he tenido que trabajar en el regalito que iba a ofrecer a la gente por confiar en mí. Puede parecer una tontería, pero es algo que ni me había planteado y que, como experiencia, ha sido interesante.
Por último, puedo decir que una de las mejores cosas que tiene Titanium (además de unas portadas maravillosas) son los compañeros. El cariño y el apoyo que me han dado desde que formo parte de la familia ha sido increíble y, sin ellos, todo este camino hubiera sido mucho más difícil.
2 – Participar en convocatorias de relatos y novelettes
Este año he participado en unas quince convocatorias de relatos, que no está nada mal. Independientemente del resultado, que en la mayoría de ellas ha sido negativo (y algunas han dolido porque eran historias que me encantaban), estoy muy contenta. Lo primero porque, aunque el relato no sea seleccionado, no desaparece. Está ahí, esperando que le des otra vuelta o lo envíes a otra parte, pero está escrito y eso es lo importante.
Además, me he forzado a salir de mi zona de confort escribiendo cosas que no se me dan bien como el terror o las historias de piratas. Incluso, una de mis historias de terror (Llaman a la puerta) fue seleccionada en la convocatoria a la que se presentó. Te puedes imaginar la satisfacción que da forzar tus límites y obtener una recompensa. Por si sientes curiosidad, la antología Dulce Hogar se encuentra disponible en Lektu por pago social.

Mi otro relato seleccionado fue Líbrate de los pensamientos silenciosos, una historia de ciencia ficción que presenté a la convocatoria Visiones 2020 de Pórtico (la aefcft). No solo ha sido un orgullo formar parte de este proyecto que se han currado de una forma espectacular, rodeada de escritores talentosos, sino que además, me ha permitido participar en mi primera Hispacon, aunque haya tenido que ser de forma virtual.
Por otra parte, con las novelettes no he tenido tanta suerte y la pequeña PoMu (la novelette de fantasía que escribí el año pasado) ha ido cosechando fracasos a su paso. Pero no me rindo, ha vuelto a manos de los betas para ver si podemos sacarla adelante o mejor celebramos un funeral en su honor.
3 – Crear rutina diaria de escritura
He vuelto a participar en el NaNoWriMo por segundo año consecutivo y esta vez he logrado cumplir el objetivo. Por si acaso no conoces la iniciativa, NaNoWriMo es el acrónimo de National Novel Writing Month, un desafío de escritura que se lleva a cabo todos los años y en el que los participantes (escritores profesionales y noveles de todo el mundo) aceptan el reto de escribir cincuenta mil palabras de un nuevo proyecto de escritura entre los días 1 y 30 de noviembre.

He aprovechado para terminar el proyecto InConSisDe que tenía en mente desde hacía mucho tiempo y estoy bastante satisfecha con el resultado, aunque la corrección va a ser lo más parecido al infierno. Sin embargo, la experiencia del NaNoWriMo de este año no me ha resultado tan buena como la del año anterior.
En 2019 decidí utilizar el Nano para terminar el proyecto PoMu, pero sin intención de cumplir con el objetivo de 50.000 palabras. La verdad es que fue una experiencia agradable, tenía un aliciente para sentarme a escribir cada día y una meta muy clara. Este año me he propuesto ir un paso más allá y cumplir con el objetivo del Nano y creo que ha sido un error y ha tenido un efecto contrario al esperado.
A estas alturas tengo bastante interiorizada mi rutina diaria de escritura, lo que no tengo, por desgracia es tiempo. Más o menos, saco un rato cada día para escribir una media de 700 palabras (unas 500 los días malos y unas 1300 los días buenos). Como ves, bastante por debajo de las 1667 que exige completar el Nano.
Cumplir con las 1667 palabras me ha supuesto un sobre esfuerzo que no es sostenible en el tiempo y que solo me ha aportado una cantidad absurda de estrés. Escribir, para mí, es una responsabilidad, pero hasta este Nano no lo había sentido como una carga. Durante el mes de diciembre me ha costado muchísimo más concentrarme y sentarme a escribir y he sido incapaz de hacerlo con la frecuencia habitual.
No creo que vuelva a enfrentarme al Nano el año que viene. Bueno, posiblemente lo haré, pero como en 2019, con una novela corta o varios relatos como objetivo en lugar de un número de palabras que está lejos de mi alcance.
4 – Actualizar el blog de manera periódica
Supongo que no es necesario que te diga que en este objetivo he fallado estrepitosamente. Esta entrada, se debería haber publicado a principios de noviembre y aquí estamos, casi dos meses después. Cierto es que así he podido incluir mi experiencia con el nanowrimo, pero he fallado con mi propósito de publicar una entrada cada mes.
Este ha sido un año raro, ya lo sabes porque lo has vivido igual que yo. Esta situación tan extraña ha hecho que me resultase muy difícil encontrar algo sobre lo que escribir. Todos los temas que me venían a la cabeza me parecían vacíos y carentes de interés. Admito que no he sabido salir de esa espiral de desmotivación en la que he entrado en algún punto del camino.
Por suerte, el final de año es un buen momento para retomar la motivación. Es la época perfecta para hacer balance de muchas de las cosas que han ocurrido. Esto es lo que pretendía con esta entrada y espero enfrentarme al año que viene con energías renovadas.
Para todos aquellos que no habían disfrutado antes del dudoso honor de enfrentarse a mi ARTE hombrepalista, aclaro que todas las imágenes son originales y han surgido a partes iguales de una mente enferma y una mano inútil: la mía. Y sí, la cutre-calidad de las fotos también es marca de la casa.
Feliz año, Virginia. Me encanta la portada de tu novela y por la sinopsis y lo que he leído tuyo sé que debe ser una experiencia magnífica su lectura. Te felicito por tus logros literarios. Han sido muchos, quince relatos escritos y presentados me parece un número nada desdeñable. En cuanto a la novelette diría que hay un lugar en alguna editorial esperándole. A mí sus personajes me han cautivado.
Lo del nanowrimo, uff, es que si tu tiempo está limitado es normal que te agobie. Yo jamás lo he completado, sí participo, pero mi mayor récord han sido 35000 palabras. El primer año me estresó, ahora me lo tomo con paciencia y hasta donde llegue. Cada persona tenemos un ritmo diferente y situaciones diversas. Así que no puedes compararte con otra ni dejar que unos parámetros que no se amolden a ti en ese momento concreto de la vida te condicionen, al menos así he empezado a verlo yo.
Muchos ánimos con todos tus proyectos para este año.😉