Esta entrada llega con un poco de retraso, lo sé. Tenía intención de publicarla ayer, antes de que terminara el año, pero se me fue la pinza. Por desgracia (o por suerte para ti), los últimos meses he tenido el blog un poco abandonado porque la vida se me ha cruzado un poco más fuerte de lo normal. En fin, espero que pronto todo vuelva a colocarse en su sitio y en enero tengas dos entradas, esta que publico hoy y la de los mejores libros de 2021 con portadas hombrepalistas porque ya es tradición y tengo intención de dar vergüenza ajena hasta el infinito y más allá.

Pero centrémonos por el momento en esta entrada. Al igual que he hecho todos los años desde que abrí el blog (un total de 2), me gustaría echar la vista atrás y hacer recuento de mi progreso literario durante 2021. Entre otras cosas porque, hasta que no me he parado a pensar en ello, tenía la impresión de no haber hecho casi nada y eso, como estás a punto de comprobar, no es cierto.
1 – Publicar una novela corta:
Este año no he conseguido tampoco que nadie quisiera el Proyecto PoMu, hasta el punto de rendirme y decidir guardarlo en un cajón. Sin embargo, cuando ya había perdido toda esperanza y había asumido que era un truño, recibí un correo que lo cambió todo. Era un nuevo rechazo más, pero esta vez era diferente.
Una editorial en la que me gustaría mucho publicar me escribió para decirme que, si bien no iban a quedarse mi historia, les había gustado y había logrado llegar hasta la última fase. El rechazo se debía a que no terminaba de encajar en su línea editorial y no a su falta de calidad. Como una de mis virtudes es que me vengo arriba con facilidad, ya tengo escogidas las dos próximas editoriales con las que voy a probar suerte durante 2022.
Por otro lado, el Proyecto InConSisDe sí me ha dado muchas alegrías. Ha encontrado un hogar estupendo y, si todo va bien, verá la luz este mes. Me encantaría poder compartir contigo la imagen de la cubierta porque me tiene enamorada, pero todavía no se puede que es secreto.

2 – Participar en convocatorias de relatos
Supongo que para compensar el exceso que hice durante 2020, en 2021 apenas he participado en convocatorias, aun así, me las he arreglado para que me rechacen en unas cuantas y para que me acepten en una.

He conseguido colar mi relato El gnomillo navideño en la antología navideña «Sueños de nieve» que es preciosa, benéfica y podéis comprar aquí. Me ha hecho bastante ilusión porque se trata de la corrección del relato La Playstation gracias al cual decidí retomar todo esto de la escritura. Aunque le tengo mucho cariño, permanecía inédito y solo mis compis reteros habían tenido el placer de conocer a Fernandito y el pobre Baddy. Ahora ha salido al mundo junto con otros relatos y poemas de gente bonita y talentosa.
Además, me invitaron a colaborar en dos antologías que es una cosa que no me había pasado nunca y me hizo mucha ilusión. La primera ya ha visto la luz, se titula «La hermandad de la noche: cuentos de sangre y oscuridad» y también es preciosa y benéfica, solo tenéis que mirar al cubierta. Podéis encontrarla aquí.

La otra antología, debería salir a lo largo de 2022 y, aunque no voy a contar mucho, ha sido un reto estupendo porque los relatos tratan sobre un tema con el que nunca había trabajado y he tenido que escribirlo a cuatro manos con una escritora brújula siendo yo lo más mapa que existe. Ha sido una experiencia muy divertida y, además, el relato ha quedado bien chulo.
3 – El Nanowrimo
He vuelto a participar en el Nanowrimo por tercer año consecutivo y esta vez no solo he logrado cumplir el objetivo sino también no morir en el intento. En 2020, alcanzar las 50.000 palabras me supuso una agonía, ya que no veía el modo de cumplir con las palabras diarias. En 2021, sin embargo, al tener una rutina de escritura bastante arraigada me ha costado mucho menos.
He aprovechado para escribir el proyecto Almeyo, que nació con la idea de ser una novelette de entre 20 y 30.000 palabras y ha terminado siendo una novela de más de 60.000. Como de costumbre, he intentado algo diferente en mi afán por aprender cosas nuevas. El resultado ha sido una novela de fantasía romántica escrita desde un único punto de vista. Aún no he tenido el valor de corregirla, pero seguro que no está tan mal, ¿no?

4 – Beteando por la vida
Este año he tenido la suerte de que varias escritoras maravillosas confiaran en mí para betear sus historias y la experiencia no ha podido ser más bonita. No solo por todo lo que he aprendido de ellas como escritora o porque he conocido a gente increíble, sino porque he tenido la oportunidad de descubrir nuevos mundos en los que perderme, algunos reales y otros imaginarios, pero todos escritos con pasión y cariño. Y me han encantado. Todos ellos.
5 – El blog, el marketing y todas esas cosas
Respecto a esto, solo puedo decir que durante 2021 he sido tan desastrosa o más que en 2020. Me cuesta mucho trabajo tratar de vender mi obra y, como he dicho, lo he tenido complicado los últimos meses para sentarme a actualizar el blog. No quiero sentirme culpable por nada de esto, pero sí espero mejorar en este apartado durante 2022, quizá incluso hacer algún curso que me ayude.
Lo que sí he hecho ha sido participar en varios eventos que, si bien no tienen nada que ver con mis escritos, me han aportado muchas cosas buenas y han sido muy divertidos. Como la charla sobre novela romántica y Jane Austen que podéis ver aquí o las diversas obras representadas en el twitch de la editorial Cerbero con la compañía Medio Ensayo.
Como ves, he vivido un año apasionante y lleno de trabajo. Espero que 2021 te haya traído muchas cosas buenas y que tu 2022 sea aún mejor.
Para todos aquellos que no habían disfrutado antes del dudoso honor de enfrentarse a mi ARTE hombrepalista, aclaro que todas las imágenes son originales y han surgido a partes iguales de una mente enferma y una mano inútil: la mía. Y sí, la cutre-calidad de las fotos también es marca de la casa.