El mes pasado no hubo entrada en el blog. No se me olvidó, ni fue un accidente, sino que tomé la decisión consciente de no publicar nada. En general, soy una mujer disciplinada y fiel a sus costumbres, pero la vida me ha enseñado que ser capaz de renunciar a ellas en el momento adecuado es algo muy necesario.
Haciendo mi repaso habitual a las convocatorias de relatos abiertas, encontré varias en los meses de junio y julio en las que me apetecía participar y, cuando digo varias, me refiero a siete. Ya te imaginarás que escribir ocho relatos (en una de las convocatorias he participado con dos) en dos meses es durillo, más aún cuando al mismo tiempo sigues avanzando con tu novela y planificando ya la novela corta con la que te vas a poner en agosto. Una locura. Por eso decidí que había que renunciar a algo y la víctima de mi malignidad fue la entrada mensual del blog.

Ahora que ya he enviado el último relato, puedo por fin centrarme en escribir por aquí algo que tenga algún sentido (poco, por supuesto, a ver si alguien me va a confundir con una escritora seria). Como puedes suponer, estos dos meses han sido bastante monotemáticos para mí, así que lo que voy a contarte solo podía tratar sobre mi aventura literaria y, más concretamente, el propósito detrás de mi decisión de escribir estos ocho relatos y los logros que he alcanzado estos dos meses, porque no solo de sueños vivimos las escritoras.
Expresándome con libertad:
Como ya te comenté en mi entrada anterior, la primera convocatoria en la que decidí participar fue la del Visiones 2020 organizada por la AEFCFT, en la que pedían obras de ciencia ficción, fantasía y terror que tuvieran como tema principal la libertad de expresión. En principio, no era algo que me llamase mucho la atención, pero mi madrina literaria me animó a escribir algo y tuve una idea que me parecía un tanto absurda. Como de costumbre, decidí aburrir al pobre ser que comparte vida y hogar con mi persona contándole mis rollos del Visiones. Le expliqué mi idea y le pareció una mierda.
Así, tal cual, una chusta. Me dijo que no era capaz de imaginarse ese mundo que le proponía y que le veía flecos por todas partes. Como de costumbre, tenía más razón que un santo, pero una es vasca y no se achanta ante un no hay huevos. Y allí estaba yo, con aquella idea que no me convencía ni a mí, intentando construir algo que tuviera sentido solo para demostrar que podía hacerla funcionar. Estuve a punto de abandonar en varias ocasiones, lo confieso, pero, cada vez, mi madrina literaria me preguntaba qué tal iba y me daba ánimos para ponerme otra vez en marcha.

Resultado: un relato de cifi bastante clásico titulado “Líbrate de los pensamientos silenciosos” que ha sido seleccionado en la convocatoria Visiones 2020. ¡Si es que no hay como un no hay huevos para que una se crezca!
El miedo:
Tengo varios géneros con los que nunca me he atrevido porque no se me dan muy allá. Uno de ellos es el terror, en todas sus vertientes; ni el slasher, ni el sobrenatural, ni nada de nada. Me cuesta ser capaz de generar esa atmósfera angustiosa que hace que todo funcione y hasta lo más loco resulte perfectamente creíble. Así que, este año, uno de mis propósitos era escribir al menos un relato de terror medio decente.
Escogí cuatro convocatorias, aquí las tenéis en el orden en que escribí los relatos:
- Convocatoria de Tenebris (terror hispánico) de la editorial readuck.
- Convocatoria Terror en lo cotidiano de Avenida noir.
- Convocatoria de terror homenaje a Stephen King de Circulo de Lovecraft.
- Convocatoria Ordalía de Ediciones Hati.
Comencé por la de terror hispánico, para lo que escogí hablar de una figura de mi ciudad: el Sacamantecas. Escribí un relato titulado Jabón con olor a lavanda, que no funcionaba de ninguna manera posible. Resultó ser bastante más costumbrista que de terror y, lógicamente, no ha sido seleccionado. Sin embargo, escribiéndolo me di cuenta de muchas cosas que no funcionaban y también descubrí algunos de mis puntos fuertes, que después pude emplear en los siguientes relatos.
Para la convocatoria de Avenida Noir, escogí contar una anécdota de la época en que compartía piso, en mis años mozos y con la que siempre me he reído mucho. Solo que aquí, risas hay pocas. El relato se titula Llaman a la puerta. No es perfecto y hubo cosas que no me terminaron de convencer, pero quedé contenta con el resultado general. Este relato sí que ha sido seleccionado para formar parte de la antología. Con él aprendí que basarme en experiencias reales me resulta muy útil para conectar con el terror y generar esa atmósfera de la que hablaba.
Para el relato de Círculo de Lovecraft (sin entrar en detalles porque aún no ha salido el fallo y sigue siendo anónimo), cogí pedacitos de mis recuerdos y los mezclé con lo aprendido tras años de leer libros del maestro King. Conseguí escribir un relato del que estoy orgullosa de principio a fin. Independientemente del resultado de la convocatoria, siento que al escribirlo logré mi objetivo.

Aún así, aún quedaba una convocatoria de terror más: una historia new adult en la que el o la protagonista debía ser un monstruo del folclore de cualquier cultura y su papel el de víctima en lugar de ser un peligro. Nunca he escrito new adult, así que me pareció buena idea seguir adelante y ver qué podía conseguir. De este tampoco puedo dar muchos detalles por la misma razón, pero me gusta la historia resultante y mi protagonista. Sin embargo, en tema terror, noté un retroceso respecto a los dos anteriores. No sé si el hecho de no tener ningún dato biográfico tiene algo que ver o es simple coincidencia.
Mis historias:
Entre terrores que iban y venían, decidí participar en la convocatoria Hechos de vuestras historias de ediciones Labnar porque últimamente solo escribo fantasía y ciencia ficción y, al ser este concurso de temática libre, me permitía volver un poco al histórico. No tengo mucho que añadir al respecto, más allá de que presenté un par de relatos y que disfruté mucho reencontrándome con el género.
Humor erótico-festivo:
La última convocatoria ha sido la de LES editorial de relatos eróticos de humor. En general, escribir humor siempre me ha resultado muy sencillo, me sale solo (luego lo de que los chistes tengan gracia, ya si eso…). Sin embargo, cuando me senté a escribirlo me di cuenta de que, tras tanto terror, no era capaz de meterme en situación. Lo curioso es que uno de mis lectores beta se quejaba en todos los relatos de que le costaba entrar en la atmósfera de terror que planteaba, porque le sacaba todo el rato a base de chistes.
Al final he hecho lo que he podido, aunque el resultado no ha sido tan satisfactorio como me hubiera gustado y me da rabia. No quiero perder la capacidad de escribir humor y por eso he decidido ponerme con una novela corta humorística que tengo en mente desde hace tiempo. A ver qué sale.
El gran logro:
He dejado para el final lo más importante de todo, seguramente porque para esto del marketing tengo la misma habilidad que una patata. Por fin he podido presentar al mundo la cubierta de la novela que voy a publicar próximamente con la editorial Titanium y es una preciosidad y, no solo la portada, la maquetación también es una maravilla.

Aquí tienes la sinopsis para que no te haga falta ampliar la imagen ni te dejes los ojillos:

Para todos aquellos que no habían disfrutado antes del dudoso honor de enfrentarse a mi ARTE hombrepalista, aclaro que todas las imágenes son originales y han surgido a partes iguales de una mente enferma y una mano inútil: la mía. Y sí, la cutre-calidad de las fotos también es marca de la casa.
Hola Virginia de Papel,
Estoy deseando tener tu novela en mis manos!!